28 de agosto de 2020

DE UNA FATAL OCASIÓN. Romance anónimo.


                                             EJE TEMÁTICO: EL TEMA DE LA HONRA. 

                                                        DE UNA FATAL OCASIÓN.


 Por aquellos prados verdes,

¡qué galana va la niña!;
con su andar siega la yerba,
con los zapatos la trilla,
con el vuelo de la falda
a ambos lados la tendía.
El rocío de los campos
la daba por la rodilla;
arregazó su brial,
descubrió blanca camisa;
maldiciendo del rocío
y su gran descortesía,
miraba a un lado y a otro
por ver si alguien la veía.

Bien la vía el caballero 

que tanto la pretendía;

mucho andaba el de a caballo,

mucho más que anda la niña;

allá se la fue a alcanzar

al pie de una verde oliva,
¡amargo que lleva el fruto,
amargo para la linda!
—¿Adonde por estos prados
camina sola mi vida?
—No me puedo detener,
que voy a la santa ermita.
—Tiempo es de hablarte, la blanca,
escúchesme aquí, la linda.
Abrazóla por sentarla
al pie de la verde oliva;
dieron vuelta sobre vuelta,
derribarla no podía;
entre las vueltas que daban
la niña el puñal le quita,
metiéráselo en el pecho,
a la espalda le salía.

Entre el hervor de la sangre
el caballero decía:
—Perdíme por tu hermosura;
perdóname, blanca niña.
No te alabes en tu tierra
ni te alabes en la mía
que mataste un caballero
con las armas que traía.
—No alabarme, caballero,
decirlo, bien me sería;
donde no encontrase gentes
a las aves lo diría.
Mas con mis ojos morenos,
¡Dios, cuánto te lloraría!

Puso el muerto en el caballo,
camina la sierra arriba;
encontró al santo ermitaño
a la puerta de la ermita:
—Entiérrame este cadáver
por Dios y Santa María.
—Si lo trajeras con honra,
tú enterrarlo aquí podías.
—Yo con honra sí lo traigo,
con honra y sin alegría.

Con el su puñal dorado
la sepultura le hacía;
con las sus manos tan blancas
de tierra el cuerpo cubría,
con lágrimas de sus ojos
le echaba el agua bendita.

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