31 de mayo de 2010

ROMANTICISMO FRANCÉS (FRAGMENTO DE UN LIBRO DE CRÌTICA LITERARIA. WELLEK

En cuanto a Francia, nuestra vision es confusa por la insistencia oficial
en señalar el inicio del movimiento romántico por el triunfo del Hernani
(1830), un suceso de menor importancia si se le considera retrospectivamente,
lo cual oculta el hecho de que, fuera del drama o, más bien,
del teatro oficial parisiense, un profundo cambio había tenido lugar, muchos
años antes, en la literatura francesa. Esto ha sido ampliamente
reconocido en Francia, a pesar de que se celebrara el centenario del romanticismo
en 1927. El más destacado historiador del romanticismo francés,
F. R. de Toreinx, afirma que el romanticismo nació en 1801, que
Chateaubriand fue su padre, y Madame de Stael su madrina (no dice nada
acerca de la madre). En 1824 lA Muse Franfaise señaló el papel decisivo
de Rousseau y de Bernardin de Sto Pierre; Alfred Michiels, en su Histoire
des idées Jittéraires en France (1824), era de opinión que todo el romanticismo
puede encontrarse en Sébastien Mercier.98 Algunos han tratado
de encontrar los antepasados del romanticismo aún mucho más atrás;
Faguet interpretó la poesía francesa de 1630 en relación con Lamartine, y
Bmnetiere alegaba encontrar los gérmenes del melodrama en PhMre.99
Pero han predominado opiniones más soberbias. Los elementos románticos
en la literatura francesa del siglo XVIII han sido investigados muy sistemáticamente
y, en conjunto, de modo convincente; contamos hoy con
una excelente obra de Pierre Trahard y André Monglond 100 sobre la historia
del sentimentalismo, que por lo común era investigada no más allá que
la época de Prévost. Daniel Mornet ha estudiado el despertar del sentimiento
hacia la naturaleza y Gilbert Chinard ha prestado mucha atención al
exotismo y al primitivismo francés. lO! Auguste Viatte ha demostrado, del
modo más impresionante, la importante y oculta tendencia iluminista y
teosófica en la Francia del sigfo XVIlI.102 Saint-Martin da por sentado
el importante papel no sólo de Francia (De Maistre, Ballanche) sino
también de Alemania (Hamann, Baader, aun Goethe, Novalis). Rousseau,
por supuesto, nunca ha dejado de atraer el interés; hasta se le ha convertido
en la fuente de todo el romanticismo, por amigos como ]. ]. Texte
o por enemigos lJue intentan reducir el romanticismo al russonianismo. lOS
Pero se exagera, mdebidamente, el valor de Rousseau si se le convierte en
el iniciador de las actitudes que él ayudó a popularizar pero que no inventó.
Sin embargo, todos estos diseminados estudios franceses muestran
anticipaciones aisladas de las actitudes, ideas y sentimientos románticos
antes que una verdadera literatura romántica en la Francia del siglo XVIII.
De que tal literatura existió, fue excelentemente demostrado por Kurt
Wais,10. quien comprobó la presencia de todo un grupo de escritores
franceses que atacó a los' filósofos y a la tradición neoclásica, que hizo én•
fasis en el primitivismo, creyó que lo que se operaba era la decadencia
antes que el progreso de la cultura, atacó a la ciencia, y se sintió muy
inclinado hacia la religión y hasta la superstición y lo mágico. Muchos
de los autores citados son muy secundarios y hasta insignificantes; la obra
Les demieres aventures du jeune d'Olban (1781), de Ramond de Caro
bonniere, es sólo una mediocre imitación de Werther. Pero Wais ha
establecido que hubo un difundido "irracionalismo" entre escritores como
Mercier, Chassaignon, Loaisel de Tréogate, y otros, el cual puede ser
comparado con el St1lrm und Drang alemán.
Este movimiento prerromántico francés tuvo un retroceso temporal n
causa de la Revolución, que dio alas al clasicismo y al racionalismo, y
del Imperio, que también tenía su clasicismo oficial. Pero entre los émigris
el romanticismo floreció. Madame de Stael fue la propagandista de
los románticos alemanes. A Chateaubriand no puede convertírsele en un
clasicista, a pesar de cualesquiera hayan sido sus simpatías por la Antigüedad
Clásica y sus reservas hacia Shakespeare o hacia muchos de sus contemporáneos.
Le Génie dtl Christianisme (1802) es arte poético romántico. Si
aplicamos nuestros criterios, es obvio que Chateaubriand expone un orden
patural orgánico y simbólico, que es un mitólogo y un simbolista par excellence.
Pero, de ninguna manera, Madame de StaeI y Chateaubriand
estaban solos en su tiempo; hasta Chénier concibió la idea de una nueva
poesía mítica, especialmente en el fragmento Hí'rmes,105 En el Obermann
(1804), de Sénancour, encontramos, en pleno florecer, la idea románttca
de la naturaleza. "La nature sentie n'est que dans les rapports humains,
et l'éloquence des choses n'est rien que l'éloquence de l'homme. La terre
féconde, les cieux irnmenses, les eaux passageres ne sont qu'une expression
des rapports que nos cencuentra analogías en las cosas externas que nos producen la sensación
de un orden universal. Hasta las flores, un sonido, un aroma, un
rayo de luz llegan a ser los "materiales que una idea exterior dispone
como figuras de algo invisible".

RENEE WELLEK
HISTORIA Y CRÌTICA LITERARIA
FRAGMENTO

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