RE-EVALUACIÓN DEL MITO DE LA MUJER
ENVENENADORA EN EL ROMANCE
«EL VENENO DE MORIANA»BEATRIZ G Ó M E Z ACUÑA
Colegio de Beloit
EL ROMANCE El veneno de Mariana proviene de una muy antigua tradición. La
historia que narra, la de una joven soltera (Moriana) que envenena a su amante
(Alonso o Bueso) cuando este abiertamente explicita sus intenciones de abandonarla,
es muy prolifica en la baladística europea.' Baladas con temas similares se encuentran
en Italia, Donna Lombarda, e Inglaterra, Lord Randal. Los críticos hispanistas tienden
a rechazar una descendencia directa de El veneno de Moriana de ninguna de estas tradiciones.
No existe ninguna versión antigua completa del romance, pero algunos de sus
versos se encuentran citados en un pliego suelto fechado hacia el 1560. Este romance
presumiblemente disfrutó de gran popularidad en la tradición oral puesto que aparece
en aplaudidas comedias del siglo XVII como La marica garrida (cerca del 1620-
1630) del dramaturgo Juan Bautista de Villegas." El romance se ha preservado en la
tradición oral y hoy en día se canta en España, Portugal y en las comunidades sefar-
' Incluyo como referencia una versión estándar del romance procedente de la región de León: «Madrugaba
don Alonso/ mañanita un domingo,/ a vestirse y a calzarse/ y a ponerse muy polido,/ a la puerta de Moriana/
a dar agua a su rocino./ —Buenos días, Moriana./ —Don Alonso, bien venido./ —Yo te venía a brindar/
para bodas el domingo./ —Esas bodas, don Alonso,/ debían de ser conmigo./ —No son mías, Moriana/
que son de un hermano mío./ —Entra, entra, don Alonso,/ entra en mi cuarto florido,/ comerás de mi
pan blanco/ y beberás de mi buen vino,/ sentarás en el mi escaño,/ en mi escaño de tornillo./ Moriana,
como suelta,/ a la huerta tiró un blinco,/ de hojas de resalgar/ cogió cuatro y dejó cinco/ para darle a don
Alonso/ en un vasito de vino./ —¿Qué me has dado, Moriana,/ que me has dado en este vino?/ que me arde
las entrañas/ y el corazón me ha partido./ —Sangre de siete culebras/ y la de un lagarto vivo./ —Sácamelo,
Moriana,/ yo me casaré contigo./ —¡Cómo te lo sacaré,/ si en el cuerpo se han metido!/ —Dichosica la mi
madre,/ que no vuelve a verme vivo,/ dichosica la mi esposa/ que no ha dormido conmigo!/ Tengo la rienda
en la mano/ y no veo el mi rocino./ Válgame nuestra señora/ válgame el Verbo Divino», en
dies del norte de África y del este del Mediterráneo. Se encuentra también en la tradición
oral del Brasil, pero no en América Latina.' Estas tradiciones son marcadamente
diferentes unas de otras. La tradición sefardí tiende a ser más sentenciosa hacia la
figura de la mujer puesto que múltiples variantes acaban con algún tipo de castigo
hacia ella. Las versiones portuguesas y brasileñas enfatizan la muerte del amante y la
figura vengativa de Moriana. Las versiones españolas incluyen una mayor variedad en
sus desenlaces. Algunas variantes hablan de la inminente muerte del hombre:
Cuando salí de mi casa
salí en un caballo pío
y ahora voy para la iglesia
en una caja de pino."'
Un final que se encuentra con frecuencia en las versiones españolas incluye los siguientes
versos (los más conocidos del romance):
¿Qué me diste, Moriana,
qué me diste en este vino?
las riendas tengo en la mano
y no veo a mi rocino.'
Estas palabras que Alonso menciona se han interpretado como prueba de su envenenamiento.
Paloma Díaz-Mas comenta al respecto: «los versos atestiguan también la
antigüedad de un motivo de gran patetismo que aparece en otras versiones modernas;
el caballero, cegado ya por la muerte, palpa sin ver su caballo y sus armas».'
Los críticos han enfatizado que Moriana mata a su amante para defender su virtud
al encontrarse deshonrada y abandonada. Aunque la restauración de su honor podría
haberse llevado a cabo a través del matrimonio, Alonso anula esta posibilidad cuando
expresa claramente su negativa. Por lo tanto Moriana decide matarlo y así evitar una
deshonra mayor: ser percibida como una mujer que no estima su reputación. Los
análisis que del romance se han efectuado hasta el momento remarcan la caracterización
de Moriana como bruja o venéfica. Se argüye que Moriana mata al hombre que
la desairó mediante una pócima que ella prepara siguiendo sus conocimientos de magia
y farmacopea.'
«[Moriana] es la mujer mala, peligrosa para el hombre, en forma de bruja (ya que los ingredientes de la
dies del norte de África y del este del Mediterráneo. Se encuentra también en la tradición
oral del Brasil, pero no en América Latina.' Estas tradiciones son marcadamente
diferentes unas de otras. La tradición sefardí tiende a ser más sentenciosa hacia la
figura de la mujer puesto que múltiples variantes acaban con algún tipo de castigo
hacia ella. Las versiones portuguesas y brasileñas enfatizan la muerte del amante y la
figura vengativa de Moriana. Las versiones españolas incluyen una mayor variedad en
sus desenlaces. Algunas variantes hablan de la inminente muerte del hombre:
Cuando salí de mi casa
salí en un caballo pío
y ahora voy para la iglesia
en una caja de pino."'
Un final que se encuentra con frecuencia en las versiones españolas incluye los siguientes
versos (los más conocidos del romance):
¿Qué me diste, Moriana,
qué me diste en este vino?
las riendas tengo en la mano
y no veo a mi rocino.'
Estas palabras que Alonso menciona se han interpretado como prueba de su envenenamiento.
Paloma Díaz-Mas comenta al respecto: «los versos atestiguan también la
antigüedad de un motivo de gran patetismo que aparece en otras versiones modernas;
el caballero, cegado ya por la muerte, palpa sin ver su caballo y sus armas».'
Los críticos han enfatizado que Moriana mata a su amante para defender su virtud
al encontrarse deshonrada y abandonada. Aunque la restauración de su honor podría
haberse llevado a cabo a través del matrimonio, Alonso anula esta posibilidad cuando
expresa claramente su negativa. Por lo tanto Moriana decide matarlo y así evitar una
deshonra mayor: ser percibida como una mujer que no estima su reputación. Los
análisis que del romance se han efectuado hasta el momento remarcan la caracterización
de Moriana como bruja o venéfica. Se argüye que Moriana mata al hombre que
la desairó mediante una pócima que ella prepara siguiendo sus conocimientos de magia
y farmacopea.
En mi análisis del romance intento mostrar que la figura de Moriana no está necesariamente
descrita en términos de hechicera sino que la mujer representa un arquetipo
más antiguo que éste. Moriana epitomiza la figura de la mujer serpentina. Es a
través del contacto sexual (y no necesariamente de la preparación de una pócima) que
Moriana «envenena» al hombre y lo retiene bajo su esfera de influencia. Para probar
esta tesis mostraré cómo el romance presenta a Moriana de manera ambigua respecto
a su experiencia y competencia con la farmacopea y realizaré una interpretación simbólica
de algunos elementos claves del poema como el caballo, el vino, el pan y el
agua. Este análisis avanza la teoría de que los amantes mantienen una relación sexual,
propuesta por Moriana y aceptada por Alonso. La mujer mediante su propio cuerpo
logra dominar al hombre. El tema del romance, analizado desde esta perspectiva,
apunta a ser una crítica o comentario del grupo cantor del romance (preeminentemente
femenino, como siempre en la tradición oral moderna) hacia el miedo masculino
a la mujer serpentina, origen de todo mal.
Las secuencias de la historia del romance suceden de la siguiente manera: 1) Alonso
visita a Moriana en su casa un domingo por la mañana y le comunica su inminente
boda; 2) Moriana, después de expresar su sorpresa o disgusto ante la noticia, invita a
Alonso al interior de su casa para beber vino y comer pan; 3) Moriana sale a la huerta,
recoge algunas hierbas y le da a Alonso un vaso de vino; 4) Alonso se queja del efecto
del vino y de no ver a su caballo a pesar de tener las riendas en la mano. Como ya he
comentado antes, la crítica ha interpretado estos versos como un claro caso de envenenamiento
y la figura de Moriana como una venéfica:
los elementos que Moriana pone en el vino
pueden ser usados para una gran variedad de causas, adversas y beneficíales que pueden
producir múltiples efectos.
Las distintas variantes del romance listan un gran número de sustancias que Moriana
usa en la pócima. Principalmente son solimán, acero y animales como lagartos,
culebras y sapos:
Mariana, como discreta,
se fue a su jardín florido;
tres onzas de solimán,
cuatro de acero molido.mo
tiempo, estos elementos han probado ser beneficiosos en medicina popular.
La descripción de Moriana como una envenenadora resoluta, astuta y experta puede
cumplir la misma intención artística que la de Celestina tal y como la describe Fernando
de Rojas. Algunos críticos piensan que Rojas incorporó la figura de Celestina,
diestra envenenadora y bruja, con la intención de añadir un nivel adicional de intriga
a la acción. Así, se debate si la seducción de Melibea fue causa de la intervención de
Celestina o si la joven se entregó libremente a Calisto. Es Pármeno, sirviente de Calisto,
quien introduce la idea de que las tácticas de Celestina pueden ser solamente
una farsa: «¿Quién te podrá decir lo que esta vieja hacía? Y todo era burla y mentira
».'^ De forma similar, en el romance El veneno de Moriana, la descripción de Moriana
puede haberse debido a un interés de los cantores por introducir un subnivel de
intriga. En el romance, en vez de ser un personaje quien introduce dudas sobre las
habilidades de la mujer, sus propias acciones son cuestionadas. El análisis de los ingredientes
que la poción contiene hace que el oyente o el lector pondere las verdaderas
intenciones de la mujer.
Algunas versiones enfatizan la ambigüedad presente entre las descripciones de la
personalidad y las acciones de Moriana. Varias variantes hacen una distinción entre la
poción que Moriana prepara y la que le dice a Alonso que ha preparado. La preparación
de la pócima está descrita de la siguiente manera:
Moriana, como suelta,
a la huerta tiró un blinco,
de hojas de resalgar
cogió cuatro y dejó cinco
para darle a don Alonso
en un vasito de vino. "
Se metieron pa el jardín
le dio una copa de vino.'
En la primera versión se cuenta que la pócima está formada por cuatro hojas de
resalgar." Sin embargo, después de que Alonso ha bebido la poción y le pregunta a
rado y libre de su influencia. El joven después del encuentro con Moriana piensa que
la bebida y su cuerpo le han manipulado sus sentimientos y su sexualidad, aunque no
necesariamente su vida. En el análisis de las secuencias del romance es posible detectar
una inconsistencia en el orden temporal de los eventos. Esta discrepancia nos lleva
a reconsiderar el significado del caballo y, combinado con la interpretación simbólica
ofrecida anteriormente, nos ofrece una perspectiva nueva de la situación de Alonso.
El problema de interpretación aparece en la escena en que Alonso está en el interior
del dormitorio de Moriana después de beber el vino y pronuncia las palabras: «tengo
la rienda en la mano/ y no veo al mi rocino». Alonso está dentro de la casa, lugar poco
probable para que el animal esté. Lo más normal es que el caballo esté atado en un
poste afuera. ¿A qué se refiere Alonso? Tomando en consideración el significado simbólico
del caballo es posible interpretar la pérdida de Alonso de manera metafórica. Si
el caballo se entiende como su sexualidad, puede estar quejándose del poco control
que experimenta sobre sus sentimientos. Cuando llegó a casa de Moriana pensó en
seducir a la mujer, salir restaurado y mantenerse emocionalmente libre. Después del
encuentro sexual y el juego seductivo de Moriana, Alonso experimenta dependencia
hacia ella. Por esto es por lo que verbaliza los síntomas de la «poción» del siguiente
modo: «el corazón me ha partido». Esta frase aparece en salmos, oraciones y conjuros
relacionados con el enamoramiento."' Alonso no está envenenado físicamente sino
emocionalmente.
Moriana, a través de su juego, ha conseguido lo que quería. Alonso comenzó siendo
el poderoso en control. Decidió terminar la relación con Moriana, quedando sin
embargo interesado en mantener relaciones sexuales con ella. Moriana, percibiendo
su interés decidió tomar ventaja, jugó con las obsesiones del hombre intensificando
sus miedos hacia la mítica figura de la mujer venenosa. Pretendió que el vino (y su
propio cuerpo) estaban envenenados. Alonso, después del encuentro, se siente sin
control de sus sentimientos.
El romance El veneno de Moriana, interpretado de esta manera expone una crítica,
comentario o broma de las cantoras hacia la creencia masculina de la existencia de la
figura mítica de la mujer serpentina.
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