8 de junio de 2021

"La peste" de Albert Camus leída en nuestros días. Sofía Iraeta. 6° Social Económico. Liceo 2 Carmelo.

                                                              MÓDULO INTRODUCTORIO. 

                                                       

                                         “LA PESTE” LEÍDA HOY EN DÍA  Albert Camus(1947)

                                                                                                               Sofía Iraeta. 6 SE

      Las epidemias siempre han acompañado al ser humano desde tiempos inmemoriales; como ocurrió con la peste de Justiniano, la peste negra, la viruela, la gripe española o la cólera, entre otras llega a nuestros días el coronavirus, imponiendo en las personas el típico miedo, como se generó con otras enfermedades anteriores. Tal vez el contexto de las sociedades mismas enfrentándose a un peligro que puede ser mortal, sea propicio para narrar en un relato, y como han hecho muchos escritores a lo largo de los años, Albert Camus ,novelista, periodista y filósofo francés revivió en 1947, el terrible suceso de la peste bubónica en una de las obras más importantes de la literatura francesa; La Peste. En tanto en la ciudad de Orán en Argelia los ciudadanos  llevan una vida enfocada en el trabajo, sin atención de aspectos como el amor y la familia, la peste da sus primeros pasos instalándose sigilosa, entre el escepticismo de algunos y el miedo de otros. Las personas deberán a partir de aquel momento enfrentar una nueva etapa de sus vidas, ahora acompañada por el riesgo mortal de la peste bubónica. La situación por la que se transcurre hoy en día, provocó que se volviese a revivir la trágica historia que el escritor narró (como una crónica), y que en cierto sentido produce un acercamiento hacia la situación de cada uno de nosotros, con relación al héroe mortal, sencillo y cotidiano del doctor Rieux. 

      Antes de comenzar un análisis y reflexión de la obra en su totalidad, se debe citar un fragmento que funcionará como guía y base para la realización del trabajo. “Desde este punto de vista, todos llegaron a vivir la ley de la peste, más eficaz cuanto más mediocre. Ni uno entre nosotros tenía grandes sentimientos. Pero todos experimentaban sentimientos monótonos. Ya es hora de que esto termine", decían, porque en tiempo de peste es normal buscar el fin del sufrimiento colectivo y porque, de hecho, deseaban que terminase. Pero todo se decía sin el ardor ni la actitud de los primeros tiempos, se decía sólo con las pocas razones que nos quedaban todavía claras y que eran muy pobres. Al grande y furioso impulso de las primeras semanas había sucedido un decaimiento que hubiera sido erróneo tomar por resignación, pero que no dejaba de ser una especie de consentimiento provisional. Nuestros conciudadanos se habían puesto al compás de la peste, se habían adaptado, como se dice, porque no había medio de hacer otra cosa. Todavía tenían la actitud que se tiene ante la desgracia o el sufrimiento, pero ya no eran para ellos punzantes. El doctor Rieux consideraba que, justamente, esto era un desastre, porque el hábito de la desesperación es peor que la desesperación misma. Antes, los separados no eran tan infelices porque en su sufrimiento había un fuego que ahora ya se había extinguido. el presente, se les veía en las esquinas, en los cafés o en casa de los amigos, plácidos y distraídos, con miradas tan llenas de tedio que, por culpa de ellos, toda la ciudad parecía una sala de espera. Los que tenían un oficio cumplían con él en el estilo mismo de la peste: meticulosamente y sin brillo. Todo el mundo era modesto. Por primera vez los separados hablaban del ausente sin escrúpulos, no tenían inconvenientes en emplear el lenguaje de todos, en considerar su separación enfocándola como a las estadísticas de la epidemia. Hasta allí habían hurtado furiosamente su sufrimiento a la desgracia colectiva, pero ahora aceptaban la confusión. Sin memoria y sin esperanza, vivían instalados en el presente. "A decir verdad, todo se volvía presente. La peste había quitado a todos la posibilidad de amor e incluso de amistad. Pues el amor exige un poco de porvenir y para nosotros no había ya más que instantes”. 

     La obra comienza cada uno de sus capítulos con una descripción acerca del contexto en la ciudad, ya sea situación social, con pequeñas dosis de referencias económicas o políticas; o bien, con la mención de la situación climática. Por otro lado, el escritor (o visto desde en interior del texto, el narrador en primera persona), se centra mucho en los sentimientos y actuación de las personas, tanto antes de la llegada de la peste, o bien cuando florece la epidemia de la peste negra. Y debe destacarse que estas descripciones, tan bien construidas tanto cuando se mencionan en un grupo, como a los personajes secundarios y al propio protagonista, son verdaderamente realistas y satisfacen la actitud de cada personaje, otorgándoles personalidades únicas, que atraen al lector. Además, los hechos que transcurren en el día a día de dichos personajes, son entendibles y al ser simples y cotidianos, producen un acercamiento que desemboca en la empatía de quien lo lee. Aunque no se puede comparar la actitud social de la ciudad en la que habitamos, con la de Orán, ya que difieren en el sentido de la ambición y esfuerzo que a cada ciudadano impregna, si se puede apreciar un parecido preciso en la actitud que las personas toman al conocer la llegada de la peste. 

     He aquí la razón por la que este fragmento del tercer capítulo fue escogido. Tal vez la particularidad más grande de esta obra, y sea, por otra parte, la razón por la que vuelve a ser revendida en estos momentos, es el gran parecido que se extiende al enfocarse en la reacción de los ciudadanos ante una enfermedad mortal. La actitud de los pobladores; indiferente y hasta egoístas, es un increíble acierto a la realidad. La monotonía del relato acompaña la propia de los ciudadanos de Orán. Al principio, se narra cómo un miedo terrible los atañe(miedo que no dejan entrever), más precisamente a los familiares de los enfermos y hasta a los enfermos mismos, y provoca que sus sentimientos sean muy fuertes y vívidos. Pero a lo largo del relato, y más preciso en el fragmento citado, dichos sentimientos se apagan y provocan un vacío rutinario y cansador. Esta situación se puede apreciar a grandes rasgos con la llegada del virus a nuestra ciudad, la cuál en su mayoría ha optado por resignarse a fuerza de costumbre. Como bien el narrador explica, los deseos se vuelven vagos y lejanos. Ya no existe esa creencia ilusa de que la peste se retirará y todo volverá a la normalidad, y en cambio, todo lo llena un ambiente de pesadez; ahora se ve a la enfermedad tal y cuál es, no en base a los ojos del espíritu humano cargado de esperanza, sino por medio del cansancio. La costumbre acentúa la realidad, fuerte y provocadora, pero que ya no genera ninguna reacción en los ciudadanos. La muerte es vista como un hecho natural, acentuando su carácter repetitivo en la vida diaria , y esto provoca una infelicidad para la que no hay manera de apaciguarla. Como bien dice el narrador “...el hábito de la desesperación es peor que la desesperación misma”. Una frase que resume aquella nueva etapa del ser humano. Ahora la muerte no se presiente como antes. No es un hecho irreal, sino demasiado común para una ciudad. Como se la ve todos los días, ese hueco egoísta que alimentaba el ser humano con la pérdida de un ser querido era ahora llenado con la desgracia colectiva “Pues el amor exige un poco de porvenir y para nosotros no había ya más que instantes.” Así, sentimientos como el cariño y el amor al prójimo eran dejados de lado por completo, a falta de planes futuros. Si bien en el libro este escenario catastrófico provocó la escasez de pasiones en las personas, no se puede identificar en su totalidad con nuestra ciudad, ya que por razones diversas, tal como la lucha continua de la medicina para evitar muertes, se pudo detener el impacto mortal de la pandemia. Las muertes no fueron tantas en nuestra ciudad(comparada con Orán), pero sí las suficientes para hacernos reflexionar acerca del valor de la vida misma y la de los demás. El anterior sentimiento, es muy similar al que experimenta el doctor Rieux al ver morir a tantos niños y adultos agonizando; al ver lo peor, está preparado para casi lo que sea que deba enfrentarse, pero aún así, no significa que no le importase la vida de sus compañeros que fueron fieles en su lucha contra la enfermedad, como es el caso del padre Paneloux y de Torreu. Los valientes que murieron por la causa justa de ayudar a los demás son recordados siempre, aunque al final del libro, el único que parece conservar por siempre ese mismo recuerdo de sus amigos es el doctor Rieux.

 Es realmente increíble cómo Camus supo comprender las actitudes personales y sociales de los habitantes de una ciudad donde se encuentran atrapados, mientras una enfermedad circula libremente. La magnificencia del relato, la naturalidad y comprensión, la forma de expresar los sentimientos y los cambios que se producen de ellos en cada persona son determinantes en la transmisión de sentimientos al lector. Albert Camus supo cómo mantener pendiente a su lector, no solo por la acción que incumbe al doctor Rieux y a los demás personajes, sino también por la empatía que produce el relato en cada uno. Principalmente hoy en día, es muy complicado no sentirse identificado con la evolución de la actitud de los personajes, y a mi parecer, es lo que permite a la obra cobrar valor  en la memoria de quiénes la leen, y reflexionar acerca de, en su mayoría, las actitudes humanas ante una situación de riesgo mortal.

2 de mayo de 2021

ESCRIBIR EN Y SOBRE TIEMPOS DE PESTE.Trabajo de alumna Nataly Alza. 4°2 Liceo 2 Carmelo.

 

                                                              ESCRIBIR ENSOBRE TIEMPO DE CRISIS

   Como adolescente, considero que todos nos hemos sentido un poco aburridos en este tiempo de aislamiento en nuestras casas, ya que actividades que podemos hacer no abundan. El celular es el mayor pasatiempo pero tampoco entretiene mucho, ya que después de un tiempo de revisar las mismas tres aplicaciones se vuelve una tediosa rutina. Respecto el estudio, fue algo agotador, no importa a quién le preguntes todos te responderán de la misma forma, fue una sobrecarga de actividades y trabajos, que fue totalmente innecesario ya que no muchos temas trabajados fueron entendidos al cien por ciento.

   Aunque no todo fue malo en este tiempo también hubo muchas cosas de aspecto positivo que se pueden rescatar como por ejemplo hay personas que hicieron ejercicio, otras mejoraron su alimentación, algunas se acercaron al parte artística como escribir, leer, dibujar, otras mejoraron y/o retomaron viejos hábitos, entre otras.

   En mi caso fue la última, yo retomé el hábito de la lectura. En el 2019 e inicio 2020 tuve un bloqueo de lector que gracias a la pandemia puede dejar atrás. Las crisis ayudan mucho a la literatura y principalmente a la parte de la escritura y lectura, por parte de la escritura, muchos escritores han podido centrarse en esto y otros han empezado en el mundo de la escritura y por parte de la lectura se adecua a cada persona, desde mi vivencia leí muchos más libros a partir de esta cuarentena. Leí 20 libros aproximadamente y me compré una saga de libros en físico para continuar con mi lectura, la mayoría de los libros fueron leídos de forma digital.

   Ahora hablaré sobre dos libros que fueron sus temáticas tratan sobre pandemias, “Mugre rosa “de Fernanda Trías que tarta sobre una pandemia y “Cuentos de peste” que fue escrito en la pandemia del año pasado.





   Mugre Rosa fue una novela escrita por Fernanda Trías en el año 2019. Fernanda Trías nació en Uruguay y en el 2015 se mudó a Colombia por temas laborales.

   Además de ser escritora también es docente. Tiene más libros publicados además de “Mugre rosa” el más reciente antes de este fue” La azotea en 2011”

   La novela trata sobre un Montevideo que es afrontado por una extraña mutación de la naturaleza que se contagia a través del aire, este Montevideo está sumergido en una constante niebla de color grisáceo que solo desaparece cuando las grandes nubes rojas azotan, estas nubes son completamente tóxicas y por ello las personas son obligadas a encerrarse en sus casas.

   Esta historia tiene dos personajes principales, Mauro que es un niño monstruoso que padece del síntoma de Prader Willi, los padres de este niño no le prestan atención y por esto lo dejan al cuidado de nuestra narradora, una mujer que atraviesa la mediana edad completamente sola ya que está divorciada y tiene una relación complicada con su familia .

   Los temas que trabaja esta novela son un Montevideo con una catástrofe climática y este niño que afronta esta enfermedad.

   Esta novela está constantemente dejando la distopía* de lado ya que lo comenzó como una novela de ficción termino convirtiéndose en la realidad ya que con la pandemia actual muchos hechos de la novela son los que atravesamos diariamente como el uso del tapaboca, la mutación de la naturaleza que se propaga por el aire, la saturación de clínicas y hospitales por este virus, el hecho de tener que estar nuestras casas para evitar el contagio, entre muchos otros.

      Otro dato de este libro es que en el título del mismo ya hay un choque de contextos ya que al pensar en la palabra “mugre” se nos viene a la cabeza algo sucio, desarreglado, en general cosas negativas, pero por otro lado la palabra “rosa” es todo lo contrario nos imaginamos cosas positivas y lindas dentro de todo.

   La mugre rosa son los desechos cárnicos de los animales, estos son pasados por una máquina de desinfección y molidos para hacer frankfurters, hamburguesas y ente otras cosas.

   A continuación voy a analizar un fragmento del libro.

“Los días de niebla el puerto se convertía en un pantano.

  Una sobra cruzaba la plaza, vadeando entre los árboles, y al tocar cualquier cosa iba dejando las marcas alargadas de sus dedos. Bajo la superficie intacta, un moho silencioso hendía la madera; la herrumbre perforaba los metales. Todo se pudría, también nosotros. Si Mauro no estaba conmigo, los días de niebla salía a dar una vuelta sola por el barrio. Me dejaba guiar por el cartel luminoso del hotel que titilaba a lo lejos: HOTE A ACIO. Seguían faltando las mismas letras, aunque ya no fuera un hotel sino otro de los tantos edificios ocupados en la ciudad.

¿En qué día estoy pensando estoy pensando? Todavía me parecer oír el ruido del neón-su vibración eléctrica- y el falso circuito de otra letra a punto de apagarse. Los ocupantes del hotel lo dejaban prendido por desidia, tampoco por nostalgia, sino para recordar que estaban vivos.

Aún podían hacer algo caprichoso, meramente estético, aún podían modificar el paisaje.”

   El paisaje inicial de esta novela es una cuidad cubierta de niebla, donde una sombra cruzaba la plaza esto pude interpretarse como la soledad y que al pasar dejaba la marca alargadas de sus dedos. Todo se pudría lentamente y no solo la madera y metales, también las personas que vivían allí.

   Un viejo hotel dejaba encendido el cartel neón luminoso de afuera para recordar que seguían vivos y que todavía podían aunque sea mínimo cambiar el paisaje.

   *Distopía: Como tal, designa un tipo de mundo imaginario, recreado en la literatura o el cine, que se considera indeseable

   Esta novela se dice que es premonitora ya que hay un fragmento en esta novela que el personaje narrador está dentro de este mundo en pandemia. (Pág. 35)

   En este fragmento explica  la narradora  que va a la clínica a visitar a Max y debe esperar 15 minutos de fila de los 30 que el gobierno otorga a las personas para visitar conocidos y/o familia en estas clínicas, al llegar al mostrador queda paralizada por el miedo que siente y este adquiere la forma concreta de una “roca”. La enfermera le dice que Max ya no figura entre sus pacientes.

   Cuenta que lo vio 280 minutos en lo que va del año a Max sin contar los dos meses de cuarentena en sala de intubación. Por último nos dice que la media hora de vista es algo que alivia todos y que fue el único acto misericordioso del nuevo gobierno.

   Para terminar con Mugre Rosa voy a analizar un último fragmento del libro que fue seleccionado por mí. (Pág.211)

“Salí por la tarde, cuando la niebla había alcanzado su punto más espeso. Caminé lento las dos primeras cuadras, buscando señales, adaptándome a la opacidad que olía a basura fermentada. La desolación ya no era algo que pudiera definirse por la ausencia de personas. También los sonidos habían caído en una caja acolchada y tuve la impresión de que ni yo misma sería capaz de generar uno.”

   Como podemos ver en este fragmento la ciudad estaba cubierta por niebla, esta generaba un efecto de opacidad y olía basura fermentada.

   Las calles siempre estaban desoladas y carecían de sonidos, la narradora a esto lo explica como “los sonidos habían caído en una caja acolchonada”.

   La narradora nos comenta que al caminar por la calles tenía la impresión de que no podría cambiar la desolación de esas calles ni si quiera haciendo un sonido.

   Ahora vamos al siguiente libro seleccionado, “Cuentos de peste” este libro fue escrito en tiempo de pandemia y este trata sobre diversas historias escritas por distintos escritores uruguayos en la pandemia.







   De este libro yo seleccioné la historia “Regreso a casa “de Jorge Chagas.

   Jorge Changas es un Licenciado en ciencia política, escritor, historiador y periodista. A trabajado en medios como “El observador, Alternativa y Tres”. Es mimbro del taller de literatura Ruben D´Alba desde 1977.

   Regreso a casa habla sobre como vivó un hombre durante la pandemia en donde la soledad abunda ya que no se podía salir a la calle y probablemente no contaba con medios de comunicación debido a su edad.

   Esta historia se desarrolla en un tiempo otoñal, específicamente dos semanas después de que se declaró la cuarentena.

   Nuestro personaje principal es Ismael Rojas que por los recuerdos nombrados se supone que es un hombre mayor de edad, que siempre vivó en la misma casa.

   Luego de leer varias veces la historia  pude interpretar:

         Dentro  de la soledad que él estaba viviendo en esta pandemia trajo consigo los recuerdos, las sensaciones, los olores y los sentimientos de su niñez y vida pasada, que fue mucho mejor a la que está viviendo hoy  en día.

         El personaje estaba tan agobiado por la soledad que está viviendo en esta pandemia y los extensos cuidados para cuidarse de este virus lo llevaron a enfermar y a causa de esto murió, pero antes el trajo toda su vida a través de imágenes y sonidos como la máquina de coser SINGER de su abuela , unas botellas de nata, la cancha de Rayo veloz, sus amigos (Churrinche, Sapo, Moroco, Tarta, Canario, Goyo), el tranvía,  Alicia(que por lo que dice la historia fue tal vez  un interés amoroso en el pasado), el boliche del Gallego Celestino, el almacén de Tano Di Pólito.

                                                                                               Nataly Alza. 4°2

 

 

 

 

 

28 de abril de 2021

LITERATURA Y PESTE: De la Antigüedad a la actualidad. Alumna Manuela Dumestre Pereyra. 5°H2

                                 LAS PESTES: ENTRE LA ANTIGÜEDAD Y LA ACTUALIDAD
                                                                 Una visión literaria sobre las mismas
A lo largo de nuestra existencia, hemos atravesado un serie  de pestes y epidemias que se han llevado con ellas muchas vidas, pero han dejado obras literarias que si bien son en su mayoría ficticias, son fascinantes e interesantes, tal vez, porque en la actualidad nos encontramos transitando una epidemia y podemos encontrar similitudes con lo que las novelas describen, pero de eso hablaremos más adelante.
    A través de esta presentación iremos haciendo un recorrido a lo largo de algunas pestes que azotaron a la humanidad desde la antigüedad hasta hoy en día y a su vez, compartiendo algunas obras que se basan en las mismas.
   Ahora nos subiremos a una máquina del tiempo para dirigirnos hacia la
antigüedad y comenzar este recorrido...
en 3, 2, 1
    Primer destino: Esmirna, Turquía en el siglo VIII a.C
   Nuestra primer parada es en Esmirna, una ciudad de Turquía en la costa del Egeo. Conocida en la antigüedad como Smyrna. Y estamos aquí para presentar a un poeta griego que nació y vivió en el siglo VIII a.C. Su nombre era Homero y es autor de dos de las principales obras de la antigüedad, los poemas épicos: La Ilíada y La Odisea. Homero, era ya en la Antigüedad un desconocido como persona con un pasado remoto, que influyó en muchos griegos y romanos por su fama . 
La Ilíada
   La Ilíada es un poema épico en veinticuatro cantos, que tiene como inicio una peste que azota el campamento aqueo en el último año de la guerra de Troya que había comenzado nueve años antes: la cólera de Aquiles, el más valiente soldado griego, contra Agamenón, su comandante, quien le ha robado su esclava Briseida. Aquiles se retira del combate, debilitándose así considerablemente el ejército griego. Sólo una segunda y más terrible ira, causada por la muerte de su íntimo amigo Patroclo, hará volver a Aquiles al combate.
   Ahora sigamos con nuestro recorrido...
   Segundo destino: Colonus, Atenas, Grecia en el siglo V a.C
Siglo V en Atenas, también conocido como la "Edad de Oro" o como " El siglo de Pericles" el cual fue un importante político que durante los siglos 495 a. C.- 429 a.C dirigió la ciudad de Atenas.
Pericles, además de impulsar la construcción de obras públicas, mejoró la calidad de vida de los atenienses e impulsó manifestaciones artísticas y culturales. El saber y la cultura, la estética y literatura, la política y la filosofía renacían de esta polis de gran belleza.
   Todo parecía marchar bien hasta que se despertó una peste que dejó por lo menos 100.000 atenienses muertos... y la conocemos como la peste de Atenas.
    La peste de Atenas:
   Mientras Atenas se encontraba en guerra con Esparta por el control de toda Grecia, llegó una nave de Egipto que trajo consigo una mortal enfermedad que arrasó con un cuarto a un tercio de la población. La peste se multiplicaba alarmantemente por toda la ciudad sin importar la edad.
La sed insaciable, el vómito, las irritaciones, úlceras, fiebre y pérdida casi total de la fuerza, es solo una parte de lo que debían sufrir.
   Se ha identificado esta peste como un brote de Peste Bubónica, pero ciertos investigadores actuales han concluido que también podría deberse a una epidemia de viruela o incluso de tifus de acuerdo a los síntomas.
   Las funerarias estaban saturadas, por ende se podía encontrar incluso muertos en las calles.
   Se dice también, que el mismo Pericles falleció a causa de esta enfermedad.
   Se puede decir que esta crisis tuvo fin cuatro años después de su inicio
   Sófocles (496 a.C- 406 a.C)
   Sófocles fue un importante y reconocido poeta y literario de origen griego que basó sus trabajos en la tragedia griega. Es autor de aproximadamente 123 diferentes tragedias representadas en los festivales de Atenas de las cuales solo se conservan 7 íntegras: Edipo rey, Antígona, Áyax, Las Traquinias, Electra, Filoctetes y Edipo en Colono. Hablemos un poco más de Edipo Rey ya que esta obra será abordada próximamente en clase.
   Edipo, fue un Rey de Tebas, conocido por asesinar a su padre (Layo) y desposar a su madre (Yocasta), sin saber que era hijo de estos.
   Antes de que naciera, sus padres fueron al oráculo y este les dijo que el niño traería desgracia al reino, por lo que deciden abandonarlo con un pastor. Cuando Edipo crece y se entera que era hijo adoptivo, decide salir en búsqueda de sus padres biológicos aún sin saber nada de ellos. Es aquí donde se cruza con una esfinge y mata a su progenitor en una batalla sin saberlo. Tiempo después de contraer matrimonio con su madre (sin saberlo) y de tener hijos, Yocasta se entera que Edipo es su hijo y decide acabar con su vida, mientras que Edipo se saca los ojos para no ver la desgracia que ha causado y pide su destierro de Tebas.
   Anteriormente a Edipo, el mal que afecta a la ciudad es una esfinge, mientras que con el reinado de Edipo el problema es una peste que esta acabando con la población de Tebas.
    Nuestra próxima parada: Florencia, Italia en el año 1348 d.C
    La peste negra de mediados del siglo XIV se extendió rápidamente por toda Europa en pocos años. El índice de mortalidad pudo alcanzar el 60 por ciento en el conjunto de Europa como consecuencia directa de la infección, y de forma indirecta por la desorganización social provocada por la enfermedad, desde las muertes por hambre hasta el fallecimiento de niños y ancianos por abandono o falta de cuidados.
   A pesar que toda Europa se encontraba transitando una de las peores epidemias que azotó el continente europeo, el autor italiano Giovanni Boccaccio (1313-1345 d.C) escribió una reconocida obra llamada "ElDecamerón" o " Príncipe Galeoto "entre los años 1351 y 1353. La novela se basa en una peste (la peste negra) que estalla en Florencia, Italia en 1348, obligando así a que 3 hombres y 7 mujeres jóvenes exiliaran a una mansión campestre, en la cual cada uno de los protagonistas contará historias durante su estadía en la mansión para alivianar el tiempo en ella hasta que la peste se haya calmado.          Entre ellos cuentan alrededor de 100 historias en un lapso de 10 días.
Las historias abarcan temas como: amor, drama, tragedia, erotismo, bromas, entre otros.
Durante la primera jornada, el autor hace referencia a la peste que se encuentra viviendo Florencia, y la considera un castigo de Dios por las acciones de lo que él llama "mortales", haciendo referencia a los mismos humanos.
"(...) Digo, pues, que ya habían los años de la fructífera Encarnación del Hijo de Dios llegado al número de mil trescientos cuarenta y ocho cuando a la egregia ciudad de Florencia, nobilísima entre todas las otras ciudades de Italia, llegó la mortífera peste que o por obra de los cuerpos superiores o por nuestras acciones inicuas fue enviada sobre los mortales por la justa ira de Dios para nuestra corrección que había comenzado algunos años antes en las partes orientales privándolas de gran cantidad de vivientes, y, continuándose sin descanso de un lugar en otro, se había extendido miserablemente a Occidente. (...)". "El Decamerón" Giovanni Bo
   Avanzamos en el tiempo hasta llegar al año 1947, en Argelia
  Antes de este año, cabe aclarar que se escribieron algunas novelas que surgieron o se basaron en pestes; como por ejemplo: "Crónicas del año de la peste" -Daniel Defoe , "El último hombre"- Mary Shelley, entre otros.  No se abarcarán durante el curso, vale la pena mencionarlas.
Albert Camus, nacido en el año 1913 fue un novelista, ensayista, dramaturgo, filósofo y periodista francés nacido en Argelia. Autor de obras como: El extranjero, La Caída, El hombre Rebelde, El mito de Sísifo, El primer Hombre, La peste, entre otras.
La Peste
   Publicada en 1947, la cual narra la historia de unos doctores que descubren la solidaridad tras prestar servicio en una labor humanitaria en Argelia. De acuerdo a los analistas, la obra se basa en la epidemia de cólera que sufrió la ciudad de Orán durante mediados del siglo XIX.
"Las plagas son una cosa común pero se cree difícilmente en ellas hasta que caen sobre nuestras cabezas. Ha habido en el mundo tantas pestes como guerras, y pese a ello, las pestes y las guerras siguen pillando a todo el mundo por sorpresa" Albert Camus - "La Peste"
Anteúltima parada: Montevideo, año 2019
   Y nos encontramos aquí, con la última novela que vamos a presentar en este recorrido. Esta recibe el nombre de Mugre Rosa, fue escrita por la autora uruguaya Fernanda Trías en 2019 y publicada en mayo del 2020.
   La historia se desarrolla en Montevideo (Uruguay) que aunque no se nombre específicamente el lugar en ningún momento, se da a entender por la descripción que la autora hace del mismo.. Como ya se mencionó, es Montevideo, pero en este caso, un Montevideo apocalíptico, en donde no se puede casi salir a causa de una peste misteriosa, un viento peligroso, con algas tóxicas . Esta historia tiene como protagonista a una mujer a quien le pagan por cuidar a un niño con un síndrome en donde nunca quiere dejar de comer, es decir, nunca se siente satisfecho y es un problema porque el niño come lo que sea con tal de comer .
   A su vez se tratan otros temas como por ejemplo, cómo es la relación afectiva de la
protagonista con su ex-marido enfermo y con su madre, con quien tiene muchas diferencias. Cómo la gente ha reaccionado ante esta peste y qué ocurre con quienes se infectan.
    En lo personal, de lo que voy hasta el momento abordando de la novela, hay muchas situaciones que me llaman la atención y me impactan. Por ejemplo, el segmento en donde la protagonista habla sobre la enfermedad de Mauro (el niño) y dice: (...) "Hasta los tres años Mauro había sido el orgullo de la madre, un niño redondo y feliz, de lento aprendizaje sí, pero de esos niños que no le hacen asco a nada: comía brócoli, y aceitunas y polenta. Pero algo había pasado un día. Ella volvió a la cocina y lo encontró comiéndose un pollo congelado, recién sacado del frízer." (...).
   Incluso se menciona en algunas partes, las cosas que no son alimento que Mauro ingiere sin problema como por ejemplo algodón, basura, trozos de paredes y  otras cosas que no podemos llegar a imaginar.
   El síndrome de Mauro se llama, Prader-Willi y lamentablemente es real y afecta a una gran cantidad de personas
   Ahora bien, si viajamos un poco más en el tiempo llegamos a la actualidad, año 2021, nuestra última parada, en donde la humanidad se encuentra atravesando una pandemia actual conocida como COVID-19, la cual hace más de un año que estamos combatiendo.
   Muchos de los términos utilizados en la novela anteriormente mencionada "Mugre Rosa" son en la actualidad usados con frecuencia, como barbijo ,tapabocas, cuarentena, enemigo invisible.. A su vez, al ser escrita tiempo antes de que explotara el coronavirus en el mundo y al tratar temas similares a los actuales como la saturación del hospitales, etc. es que podemos considerarla como una novela premonitoria en cierto modo e incluso la autora cuando volvió a leer la novela para enviarla a la editorial (mayo 2020), se sorprendió de las similitudes a pesar que no era su intensión . Hay un fragmento en la novela que dice: "La recepcionista tenía un cartelito colgado en el bolsillo de su chaqueta. En la foto sonreía , pero delante de mi, la boca y la nariz permanecían escondidas detrás de un barbijo azul". Tal y como es nuestra actualidad, en donde es fundamental usar ese trozo de tela quirúrgica, ya sea para hacer las compras o ir a estudiar, etc. y así ser incluido en la sociedad y claramente protegido de esta enfermedad.
¡Muchas gracias por haber abordado este recorrido con la alumna Manuela Dumestre de 5H2!


27 de abril de 2021

LA LITERATURA EN TIEMPOS DE PESTE. Alumna: Andrea Rossi. 6°H2 Liceo 2 Carmelo Miguel Banchero Noaín.

                                              LA LITERATURA EN TIEMPOS DE PESTE

En la actualidad el mundo se encuentra atravesando una época de crisis a causa del COVID-19 una pandemia muy difícil de enfrentar y controlar, todos los países del mundo se están viendo afectados por la misma, no de igual manera o intensidad debido a que en algunos de ellos pueda suceder que no presenten una gran cantidad de casos contagiados, pero de igual manera se verán afectados en otros aspectos, teniendo en cuenta que en estos tiempos todos nos encontramos interconectados y lo que suceda en algún país de una manera u otra va a repercutir en otros. Más allá de lo dicho anteriormente nos encontramos en una época de crisis muy importante en la que todo y todos nos estamos viendo afectados sin importar quienes somos, nuestra clase social, raza o situación económica ya que eso en estos momentos no es algo que te pueda salvar por así decirlo. No solo nos vemos afectados por el simple hecho de contagiarse o no, sino que esta situación nos hizo cambiar en muchos aspectos de un momento a otro inesperadamente, perdimos la relación personal con los demás que es de mucha importancia en la vida del ser humano, las personas tuvieron que dejar de trabajar lo que provocó que muchas de ellas no tuvieran ni para comer teniendo que enfrentarse a ello de alguna manera, algunas industrias debieron cerrar a causa de la falta de consumo a sus productos, estas son otras situaciones en la que también nos vimos afectados. Nuestra “normalidad” cambió teniendo que dejar de hacer cosas que para nosotros eran muy común y necesarias como la idea de concurrir a un teatro a presenciar obras, por ejemplo.

     En este tiempo de pandemia es donde vemos muy involucrada a la ciencia, la tecnología y las nuevas innovaciones a quienes se les da una gran importancia debido a que son de ayuda en la investigación y conocimiento sobre el virus que nos rodea, ayudando de esta manera a la creación de medidas para poder protegernos. No solo las ciencias experimentales ayudan en esta situación, sino que las artes también lo hacen, pero en diferentes maneras, la literatura, por ejemplo, sirve más de ayuda personal porque muchas personas que se encuentran en aislamiento buscan distracciones para poder despejar un rato la mente de la realidad, por lo que hay quienes deciden hacerlo por medio de la escritura o la lectura. Los escritores se encargan de observar y redactar todo lo que pueda llevar a notar, transmitiendo de forma escrita una mirada externa de la situación que se vive en la que se pueden ver los cambios que comienzan a ocurrir en la sociedad, las diferentes reacciones de las personas y se enfrentan al problema. Dentro de ellos podemos destacar a Albert Camus (1913-1960) fue un profesor de filosofía nacido en Argelia, se considera que para él el hecho de escribir novelas no es algo que lo defina y que sea realizado simplemente con el habitual ánimo de narrar, sino que lo hace con la intención de poder expresarse provocando que quienes lo lean puedan enterarse de su sentir ante la situación de la que se habla, como sucede en una de sus novelas llamada “La Peste” en la que se trata la situación que les tocó atravesar a los habitantes de una ciudad ubicada en la costa argelina, ante la aparición de una peste desconocida para todos que provocó muchos cambios de manera inesperada donde tuvieron que despertar una humanidad con los demás que antes no tenían. El primer fragmento “Los curiosos acontecimientos que constituyen el tema de esta crónica se produjeron en el año 194... en Oran. Para la generalidad resultaron enteramente fuera de lugar y un poco aparte de lo cotidiano. A primera vista Oran es, en efecto, una ciudad como cualquier otra, una prefectura francesa en la costa argelina y nada más.

     La ciudad, en sí misma, hay que confesarlo, es fea. Su aspecto es tranquilo y se necesita cierto tiempo para percibir lo que la hace diferente de las otras ciudades comerciales de cualquier latitud. ¿Cómo sugerir, por ejemplo, una ciudad sin palomas, sin árboles y sin jardines, donde no puede haber aleteos ni susurros de hojas, un lugar neutro, en una palabra? El cambio de las estaciones se puede notar en el cielo. La primavera se anuncia únicamente por la calidad del aire o por los cestos de flores que traen a vender los muchachos de los alrededores; una primavera que venden en los mercados. Durante el verano el sol abrasa las casas resecas y cubre los muros con una ceniza gris; se llega a no poder vivir más que a la sombra de las persianas cerradas. En otoño, en cambio, un diluvio de barro. Los días buenos sólo llegan en el invierno.

     El modo más cómodo de conocer una ciudad es averiguar cómo se trabaja en ella, cómo se ama y cómo se muere. En nuestra ciudad, por efecto del clima, todo ello se hace igual, con el mismo aire frenético y ausente. Es decir, que se aburre uno y se dedica a adquirir hábitos. Nuestros conciudadanos trabajan mucho, pero siempre para enriquecerse. Se interesan sobre todo por el comercio, y se ocupan principalmente, según propia expresión, de hacer negocios. Naturalmente, también les gustan las expansiones simples: las mujeres, el cine y los baños de mar. Pero, muy sensatamente, reservan los placeres para el sábado después de mediodía y el domingo, procurando los otros días de la semana hacer mucho dinero. Por las tardes, cuando dejan sus despachos, se reúnen a una hora fija en los cafés, se pasean por un determinado bulevar o se asoman al balcón. Los deseos de la gente joven son violentos y breves, mientras que los vicios de los mayores no exceden de las francachelas, los banquetes de camaradería y los círculos donde se juega fuerte al azar de las cartas.

     Se dirá, sin duda, que nada de esto es particular de nuestra ciudad y que, en suma, todos nuestros contemporáneos son así. Sin duda, nada es más natural hoy día que ver a las gentes trabajar de la mañana a la noche y en seguida elegir, entre el café, el juego y la charla, el modo de perder el tiempo que les queda por vivir. Pero hay ciudades y países donde las gentes tienen, de cuando en cuando, la sospecha de que existe otra cosa. En general, esto no hace cambiar sus vidas, pero al menos han tenido la sospecha y eso es su ganancia. Oran, por el contrario, es en apariencia una ciudad sin ninguna sospecha, es decir, una ciudad enteramente moderna. Por lo tanto, no es necesario especificar la manera de amar que se estila. Los hombres y mujeres o bien se devoran rápidamente en eso que se llama el acto del amor, o bien se crean el compromiso de una larga costumbre a dúo. Entre estos dos extremos no hay término medio. Eso tampoco es original. En Oran, como en otras partes, por falta de tiempo y de reflexión, se ve uno obligado a amar sin darse cuenta.” Comienza con una frase muy importante “Los curiosos acontecimientos que constituyen el tema de esta crónica se produjeron en el año 194... en Oran” debido a que cumple el rol de ser la disparadora de toda la novela a continuación, al decir “curiosos acontecimientos” se está queriendo referir a la peste, dice curioso con la intención de dar a entender que era algo muy desconocido para todos. El narrador intenta desde el principio comenzar a contar la situación con objetividad por lo que se refiere a la novela como una crónica queriendo hacer que parezca más real. Al continuar la lectura nos vamos dando cuenta de cómo se comienza a describir la ciudad de Oran en muchos aspectos, tomando en cuenta que según Camus para conocer una ciudad hay que conocer cómo se trabaja, ama y muere en ella, por eso es que describe la manera en la que viven, cuenta que allí se trabaja todos los días de la semana dejando los placeres sólo para los fines de semana, sus intereses solo se enfocan en enriquecerse, trabajar y obtener dinero por lo que viven de manera rápida, momentánea, sin detenerse en momentos de la vida para disfrutarlos como comúnmente se hace, sino que para ellos es perder el tiempo. Los jóvenes aman rápido y sin darse cuenta, los más viejos dejan su tiempo libre para juegos, pero no es que disfruten de hacerlo, sino que lo consideran como una manera de no perder el tiempo ya que creen que todo lo que se hace luego del trabajo es para no perder el tiempo porque su único tiempo no perdido es cuando trabajan ya que allí están sus intereses.

     No solo en la antigüedad podemos apreciar a escritores tratando temas sobre pestes y pandemias en los que intentan expresar el sentir sobre la situación, sino que podemos encontrarnos con Fernanda Trías una escritora uruguaya radicada en Bogotá quién es la autora de la novela llamada Mugre Rosa publicada en 2019, en ella se cuenta la situación que tiene que atravesar una mujer que se encuentra viviendo en una ciudad totalmente gris en la que se presenta una peste desconocida de la que nadie sabe nada, ella mantiene un vínculo especial con un niño con la enfermedad de Prader-Will de quién se debe hacer cargo, ambos deben encerrarse a causa de que el aire afuera está contaminado y ven como hay gente que no lo hace sin importar el peligro. Todo comienza a empeorar, se pierden los vínculos afectivos, se siente la soledad, la gente comienza a pasar mal hasta llegar a un punto en el que lo único que se tiene para comer es una pasta rosa. Se podría considerar como una novela premonitoria debido a que podría tomarse como un adelanto a la pandemia que comenzó en nuestro país meses más tarde, muchos aspectos que allí se relatan coinciden totalmente con nuestra manera de vivir en la actualidad. Comienza la novela describiendo el paisaje durante todo su fragmento inicial “Los días de niebla el puerto se convertía en un pantano. Una sombra cruzaba la plaza, vadeando entre los árboles, y al tocar cualquier cosa iba dejando las marcas alargadas de sus dedos. Bajo la superficie intacta, un moho silencioso hendía la madera; la herrumbre perforaba los metales. Todo se pudría, también nosotros. Si Mauro no estaba conmigo, los días de niebla salía a dar vueltas sola por el barrio. Me dejaba guiar por el cartel luminoso del hotel que titilaba a lo lejos: HOTE A ACIO. Seguían faltando las mismas letras, aunque ya no fuera un hotel sino otro de los tantos edificios ocupados en la ciudad. ¿En qué día estoy pensando?

     Todavía me parece oír el ruido del neón —-su vibración eléctrica—- y el falso circuito de otra letra a punto de apagarse. Los ocupantes del hotel lo dejaban prendido no por desidia, tampoco por nostalgia, sino para recordar que estaban vivos. Aún podían hacer caprichoso, meramente estético, aún podían modificar el paisaje.”

     En el primer fragmento del capítulo II “Los pocos taxis que circulaban por la rambla avanzaban lento, con las ventanillas cerradas. Iban a la pesca de alguna urgencia, algún desgraciado que colapsara en plena calle y al que deberían dejar en la puerta del Clínicas. Valía la pena el riesgo. Salud Pública pagaba el viaje y la tarifa de insalubre. Le hice señas a uno que me tocó bocina antes de seguir de largo. Me saqué la mochila de la espalda y la apoyé en el suelo. Iba llena de libros. La epidemia nos había devuelto lo que años atrás parecía irreversible: un país de lectores, sepultado lejos del mar, los ricos en sus estancias o casonas sobre las colinas, los pobres desbordando las ciudades del interior, aquellas mismas de las que antes nos burlábamos por vacías, escasas, obtusas. Dos taxis más siguieron de largo antes de tener suerte.

     Ni bien el taxista me saludó, reconocí su tipo. Era de los que se creían dueños de una verdad profunda, la verdad de la calle.

— Con esa mochila vas llamando la atención —dijo.

— No van a encontrar gran cosa.

     Acomodé la mochila en el asiento y le di la dirección de mi madre. Por la ventanilla vi el templo masón, al otro lado de la rambla, diluido tras el telón mugriento de la niebla.

— Los Pozos. ¿Vivís ahí?

— Voy a ver a alguien.

     Él se jactó de conocer bien el barrio. Había pasado su infancia en la zona, en casa de su abuela. Yo le dije que también, aunque no fuera verdad. Después de la evacuación, mi madre decidió mudarse a una de las casonas abandonadas de Los Pozos. Los dueños las alquilaban por chirolas con tal de mantenerlas vivas, con ese orgullo de la aristocracia venida a menos. Querían los jardines pulcros, las ventanas sin tapiar, las habitaciones libres de linyeras. Ese pasado glorioso era lo que le daba seguridad a mi madre, no la distancia que había puesto entre las algas y ella. Mi madre tenía una confianza ciega en los materiales nobles y tal vez haya pensado que la contaminación no podría atravesar una buena pared, ancha y silenciosa, un techo bien construido, sin grietas por las que se colara el viento. Las aguas del riachuelo estaban menos contaminadas que las de la rambla, pero un olor pestilente, mezcla de basura, limo y químicos, inundaba el barrio.

Justo en la esquina, unos metros antes de llegar, alguien revolvía dentro de un contenedor de basura.

— ¿Ves? Esos son los que después nos roban —dijo el taxista —. No le tienen miedo al viento rojo ni a su roja madre.

     Las piernas del hombre se agitaban como las patas de un insecto para mantener el equilibrio y no caer de cabeza en la basura. La niebla tampoco se diluía en Los Pozos. Al contrario, al resguardo del viento, se empantanaba más. Las nubes parecían fabricarse ahí, exhaladas por la tierra, y la humedad se sentía en la cara, lenta y fría como la baba de un caracol.

— ¿Sabes cómo les digo yo a los que viven acá? —dijo el taxista.

— ¿Cómo?

— Los nifunifá. Ni tan locos ni tan cuerdos —se rio—.

     Decime si no tengo razón.” Nos encontramos con el relato de cómo las personas reaccionan ante la situación, los taxis avanzaban lento con las ventanillas cerradas, no recogían a cualquier persona, quizás por miedo, pero al decir “Iban a la pesca de alguna urgencia, algún desagraciado que colapsara en plena calle y al que deberían dejar en la puerta del Clínicas” nos podemos dar cuenta de cómo a pesar del miedo que tenían a la peste no dejaban de ayudar a los más necesitados. A su vez nos da idea de que la pandemia a pesar de tener aspectos negativos devolvió cosas que parecían irreversibles como volver a leer un libro o simplemente el hecho de tener un poco de humanidad y empatía con los demás, pero aún otras continuaban como la manía de criticar al otro sin conocer, solo por su apariencia, esto podemos notarlo cuando se habla de alguien que se encontraba revolviendo la basura a lo que el taxista comenta que esos son los que luego roban, sin ponerse a pensar en la situación que vivían, en medio de una peste desconocida a la que estaban todos sometidos y siendo afectados, esa persona no tenía otra cosa para comer por lo que tuvo que salir a buscar de esa manera sin quedarle otra alternativa ya que en esa situación donde salir es un riesgo, muchos no saldrían si no fuera por necesidad. En reiteradas ocasiones se menciona la niebla a la que se describe como mugrienta y húmeda, de esta manera nos hace sentir, por así decirlo, la sensación que ellos sentían al tener que salir a una ciudad completamente repleta de niebla con nombradas características, nadie querría salir a sentir que algo mugriento y húmedo te rozaba el cuerpo de manera que parecía baba de caracol. Podemos darnos cuenta cuando se nombra la palabra “evacuación” que la situación que se encontraban atravesando no era para nada fácil, sino que estaba siendo de gravedad teniendo que llegar al punto de evacuar personas de su hogar, quienes de manera obligada debían dejarlo e ir a instalarse en otro, esto, en caso de tener la posibilidad de poder encontrar uno que se adecuara a la situación de la persona, permitiéndole abastecer los gastos que conlleva. Lo dicho anteriormente se puede notar cuando en el fragmento se dice “Después de la evacuación, mi madre decidió mudarse a una de las casonas abandonadas de Los Pozos. Los dueños las alquilaban por chirolas..”. Para finalizar desde mi punto de vista personal, puedo interpretar que este fragmento elegido me transportó mucho a la situación en la que actualmente vivimos, debido a que en él se plantean situaciones que se están volviendo muy comunes, como lo es la falta de recursos que están teniendo muchas personas que quizás perdieron su trabajo a causa de la pandemia y junto a ello sus ingresos, por lo que en muchas ocasiones tienen la necesidad de salir a buscar comida en los tachos de basura porque no les queda otra opción más que esa para poder al menos comer un pedacito de algo una vez al día. A su vez esto no fue lo único que me trajo a la actualidad, sino que también al leer que la pandemia les había devuelto lo que años atrás parecía irreversible como la lectura, hizo darme cuenta que es algo que actualmente volvió a suceder, muchas personas que se encuentran en aislamiento se apoyan mucho en la lectura para poder distraerse

                                                                             ANDREA ROSSI.

25 de abril de 2021

LA LITERATURA Y LA PESTE.


 

                                                                     BIENVENIDO AÑO 2020



Bienvenidos aquellos que visitan este blog perteneciente a una docente del Liceo 2 de Carmelo Prof Miguel Banchero Noaín.

Mi nombre es Giovanna Piceda y plasmo en el blog no solo material de estudio sino también trabajos de los alumnos que deseo valorar y destacar.

Empezamos el año lectivo, casi inevitablemente con el tema LITERATURA Y PESTE.

Cada uno de mis grupos de trabajo (4°- 5°- 6°) inició el curso con un Módulo introductorio reflexionando sobre dicho tema a partir de la novela Mugre rosa de la escritora uruguaya Fernanda Trías .Dicha novela resultó el texto vertebrador de este módulo introductorio.

Para cada grupo se incorporó otras lectura que involucraban a los programas pertinentes.

Es así que para 4° año de Bachillerato se incluyó el libro Cuentos de la peste. El mismo es una recopilación de 27 cuentos escritos en el año 2020 en período de absoluta pandemia. Por ello los alumnos eligieron cada uno un relato y produjeron textos con el título Escribir en y sobre la peste.

Incorporaron, entonces, una variedad de autores uruguayos lo que significa para un asignatura abrir caminos y cánones establecidos por los programas.

Para 5° año, y también como forma de incorporar el tema al programa, se realizó un recorrido por diferentes obras literarias, que desde griegos en adelante relatan diferentes pestes que han asolado a la humanidad en épocas diferentes por ejemplo  la peste en Atenas acaecida en pleno esplendor de la ciudad. Es así  que este curso incorporó el texto El Decamerón de Giovanni Boccacio ubicado dentro de la ficción en la peste negra que padeció Florencia en el año 1348.

Por último los alumnos de 6° año trabajaron además con la novela La peste de Albert Camus de 1947 ubicada en la ciudad argelina de Orán.

Fruto de los trabajos individuales con los que se comenzó el año, en este blog se publicarán  algunos de ellos para que de alguna forma las producciones de los alumnos resulten valoradas y compartidas

28 de agosto de 2020

Último texto del primer eje temático: El tema del amor. "Canción del esposo soldado" Miguel Hernández.

 CANCIÓN DEL ESPOSO SOLDADO.

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He poblado tu vientre de amor y sementera,
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.

Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
esposa de mi piel, gran trago de mi vida,
tus pechos locos crecen hacia mí dando saltos
de cierva concebida.

Ya me parece que eres un cristal delicado,
temo que te me rompas al más leve tropiezo,
y a reforzar tus venas con mi piel de soldado
fuera como el cerezo.

Espejo de mi carne, sustento de mis alas,
te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.
Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,
ansiado por el plomo.

Sobre los ataúdes feroces en acecho,
sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa
te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho
hasta en el polvo, esposa.

Cuando junto a los campos de combate te piensa
mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,
te acercas hacia mí como una boca inmensa
de hambrienta dentadura.

Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:
aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,
y defiendo tu vientre de pobre que me espera,
y defiendo tu hijo.

Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado
envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
sin colmillos ni garras.


Es preciso matar para seguir viviendo.
Un día iré a la sombra de tu pelo lejano,
y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo
cosida por tu mano.

Tus piernas implacables al parto van derechas,
y tu implacable boca de labios indomables,
y ante mi soledad de explosiones y brechas
recorres un camino de besos implacables.

Para el hijo será la paz que estoy forjando.
Y al fin en un océano de irremediables huesos
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.


                                                                                                   MIGUEL HERNÁNDEZ

 (                                                                          Poeta español. Orihuela. 1910 - 1942) 






DE UNA FATAL OCASIÓN. Romance anónimo.


                                             EJE TEMÁTICO: EL TEMA DE LA HONRA. 

                                                        DE UNA FATAL OCASIÓN.


 Por aquellos prados verdes,

¡qué galana va la niña!;
con su andar siega la yerba,
con los zapatos la trilla,
con el vuelo de la falda
a ambos lados la tendía.
El rocío de los campos
la daba por la rodilla;
arregazó su brial,
descubrió blanca camisa;
maldiciendo del rocío
y su gran descortesía,
miraba a un lado y a otro
por ver si alguien la veía.

Bien la vía el caballero 

que tanto la pretendía;

mucho andaba el de a caballo,

mucho más que anda la niña;

allá se la fue a alcanzar

al pie de una verde oliva,
¡amargo que lleva el fruto,
amargo para la linda!
—¿Adonde por estos prados
camina sola mi vida?
—No me puedo detener,
que voy a la santa ermita.
—Tiempo es de hablarte, la blanca,
escúchesme aquí, la linda.
Abrazóla por sentarla
al pie de la verde oliva;
dieron vuelta sobre vuelta,
derribarla no podía;
entre las vueltas que daban
la niña el puñal le quita,
metiéráselo en el pecho,
a la espalda le salía.

Entre el hervor de la sangre
el caballero decía:
—Perdíme por tu hermosura;
perdóname, blanca niña.
No te alabes en tu tierra
ni te alabes en la mía
que mataste un caballero
con las armas que traía.
—No alabarme, caballero,
decirlo, bien me sería;
donde no encontrase gentes
a las aves lo diría.
Mas con mis ojos morenos,
¡Dios, cuánto te lloraría!

Puso el muerto en el caballo,
camina la sierra arriba;
encontró al santo ermitaño
a la puerta de la ermita:
—Entiérrame este cadáver
por Dios y Santa María.
—Si lo trajeras con honra,
tú enterrarlo aquí podías.
—Yo con honra sí lo traigo,
con honra y sin alegría.

Con el su puñal dorado
la sepultura le hacía;
con las sus manos tan blancas
de tierra el cuerpo cubría,
con lágrimas de sus ojos
le echaba el agua bendita.